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11-Celebramos a tres grandes Santos, Místicos y Profetas

Estos tres meses celebramos a tres grandes Santos, Místicos y Profetas de todos los tiempos.

Empezamos en octubre con Teresa de Jesús, en noviembre con Francisco Palau, y en diciembre celebraremos a Juan de la Cruz.


Cada uno de ellos con una única y apasionante experiencia de Dios, de búsqueda interior y de encuentro, que nos invitan a hacernos preguntas sobre nuestra experiencia personal.

Hoy nos toca decir unas palabras sobre Francisco Palau, cuya Fiesta celebraremos el 7 de noviembre. Es nuestro Fundador. Cuando leí sus escritos me sentí fuertemente movida y conmovida por su experiencia de una búsqueda interior intensa, que no paró hasta que se dio el ENCUENTRO. Era en aquel tiempo cuando yo también buscaba “no sé qué” que diera sentido profundo a mi vida y centrara mis energías dispersas.

Palau nos cuenta lo siguiente:

Tres períodos tiene mi vida. En el primero procedía sin guía, sin norte. Mi corazón, devorado por la pasión del amor, desprendido de todo, buscaba y buscaba… pero no encontraba… Pasé mi vida en busca de mi “cosa amada”. Bien sabía que existía, pero ¡cuán lejos estaba yo de pensar fuese quien es!… Yo deseaba, como todos, amar y ser amado, amar y ser correspondido en mi amor; y esta correspondencia por parte de mi Amada, ni la tenía ni la creía posible; y de ahí era que mi corazón daba gritos buscando amar y ser amado.

En 1860, con gran sorpresa mía, empezaron las relaciones con mi “cosa amada”: la Iglesia. Y como era extraño a estas relaciones, y no las creía posibles, la gracia en mí ha tenido que trabajar mucho para llegar a establecerlas.

Una vez establecidas las relaciones con mi cosa Amada, pude entrar en otro período de vida en que todas mis fuerzas físicas y psicológicas se dirigían a servirla y cumplir la misión que el Padre celestial tuviera a bien darme…”.

Sería interesante hacer un amplio estudio sobre el camino de búsqueda interior de cada uno de nuestros místicos Carmelitas y poder llegar a descubrir, con ellos, el proceso que hicieron hasta clarificar lo que centró su vida y su energía personal. Llegaríamos a vislumbrar ese aspecto del rostro de Jesús que en cada persona se hace más fuerte y atrayente, y que vibra desde lo más hondo del ser con el SER de Dios. Ese “NOMBRE por el que Dios te conoce y te llama es ese impulso esencial de tu ser hacia el SER de Dios; es el “sello” que te conecta esencialmente con la esencia de Dios.

¿Cómo vamos descubriendo, cada uno de nosotros, ese momento fundante de GRACIA?

Continuaremos con este tema el mes que viene con San Juan de la Cruz.

Mientras tanto, preguntémonos:

  1. ¿Vivo superficialmente, desconectada del interior, sin prestar atención a esas sensaciones tenues del Espíritu de Dios que me atrae hacia Sí y me invita a centrar mi energía en Él?
  2. ¿Se te ha ocurrido alguna vez, dialogar con alguien sobre estas búsquedas interiores para encontrar caminos de integración que den a tu vida más sentido y gozo?
  3. En lo concreto de tus vivencias personales, ¿qué da sentido a tu vida?

Paloma Marchesi, CM

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