La enriquecedora experiencia de la Peregrinación orante en Ávila

La enriquecedora experiencia de la Peregrinación orante en Ávila.

Tras las huellas vivas de Teresa de Jesús

La ciudad de Ávila, cuna de Santa Teresa de Jesús, fue escenario de una experiencia espiritual intensa y transformadora: la Peregrinación Orante “Tras las Huellas de Santa Teresa”.  Fue un recorrido que permitió a los participantes adentrarse en la vida y el legado de la santa de una manera directa, personal y profundamente humana.

Las huellas de Teresa no son solo históricas o patrimoniales; están vivas en los rincones de Ávila, en sus conventos, iglesias y calles. Son testigos de una existencia radicalmente entregada a Dios y a los demás, y están preservadas para que quienes peregrinan en su búsqueda puedan experimentar la misma sed de trascendencia.

 

La enriquecedora experiencia de la Peregrinación orante en Ávila se desarrolló del modo siguiente:

 

Primer día. Martes

Nos acercamos a la vida y experiencia interior, experiencia mística de Santa Teresa de Jesús.

Hoy visitamos su casa nata, nos abre la puerta de su familia y nos lo cuenta en el capítulo primero de su Autobiografía o Libro de la Vida. (la escribe cuando ella tiene 50 años) y selecciona los principales recuerdos de la infancia de la juventud.

 

Infancia y juventud hasta su entrada en la Encarnación (1515 – 1535) Primeros 20 años en el hogar paterno

 

Vida capítulo 1

Segundo día. Monja Carmelita en la Encarnación. (1535 – 1562) 27 años religiosa en la Encarnación

 

Teresa ingresa en el monasterio de la Encarnación el 2 de noviembre de 1535, a los 20 años. Da este paso con suma determinación, pero haciéndose suma violencia:

 

“Acuérdome que cuando salí de casa de mi padre, no creo será más el sentimiento cuando me muera. Me parece cada hueso se apartaba por sí; que como no había amor de Dios que quitase el amor del padre y parientes era todo haciéndome una fuerza tan grande que si el Señor no me ayudara, no bastaran mis consideraciones para ir adelante. Aquí me dio (el Señor) ánimo contra mí, de manera que lo puse por obra.

En tomando el hábito luego me dio el Señor a entender cómo favorece a los que se hacen fuerza para servirle. A la hora me dio tan gran contento de tener aquel estado, que cuenca jamás me faltó hasta hoy”.

 

“Cuando me acuerdo de mi profesión y la gran determinación y contento con que la hice y el desposorio que hice con Vos.  Esto no lo puedo decir sin lágrimas y quebrárseme el corazón”.

Tras los primeros años de fervor Teresa cae enferma, tiene que abandonar el Monasterio para ser curada en la aldea de Becedas, pero fue en vano. Regresa a la casa paterna donde sufre un profundo colapso que la tiene cuatro días en coma profundo. Queda totalmente paralizada durante “más de ocho meses”. Semiparalizada “casi tres años” de suerte que “cuando comencé a andar a gatas, alababa a Dios”. Contaba entonces entre 23 y 27 años. Para toda su vida quedará con frágil salud corporal.

 

Durante su enfermedad ha comenzado la práctica de la oración personal. Pero con la recuperación de la salud reanuda sus viejas amistades y afloja en la vida espiritual y llega a abandonar la oración, hasta que sobreviene la muerte de su padre (1543) y Teresa reacciona con energía.

En el monasterio de la Encarnación recibirá las grandes gracias místicas que nos cuenta en la segunda parte de su autobiografía y que la van a poner en contacto con los grandes maestros espirituales de la época.

 

Tercer día.    Iglesia de Santo Tomás. Directores espirituales

 

En el monasterio de la Encarnación recibirá las grandes gracias místicas que nos cuenta en la segunda parte de su autobiografía y que la van a poner en contacto con los grandes maestros espirituales de la época: Sacerdotes de la ciudad, jesuitas, dominicos, franciscanos. Entre ellos figuras tan destacadas como Francisco de Borja, San Luis Beltrán, San Pedro de Alcántara y el venerable Padre Baltasar Álvarez.

 

Estas experiencias la llevan a vivir en constante discernimiento obligándola a confrontar su caso con teólogos y maestros espirituales. Y sobre todo la impulsa a escribir y testificar el hecho de su experiencia interior. En sus escritos no se propone referir su historia exterior, sino el hecho de gracia que la ha transformado.

 

En los años que preceden a la redacción del Libro de la Vida, Teresa forzada a discernir su problema místico recurre a varios teólogos dominicos:

Pedro Ibáñez, García de Toledo, Domingo Bañez, Vicente Barrón.

 

Por esas mismas fechas Teresa se había puesto bajo la dirección espiritual de los Jesuitas. Su máximo confesor de entonces fue el P. Baltasar Álvarez

Y también en estas fechas será decisivo el influjo del franciscano San Pedro de Alcántara.

 

Cuarto día. Reformadora y fundadora

con numerosos viajes por Castilla y Andalucía. Hasta su muerte en Alba de Tormes (Salamanca)a la edad de 67 años.   (20 años finales)

 

San José primer monasterio de la Reforma Teresiana 24.8.1562

 

La Peregrinación Orante “Tras las Huellas de Santa Teresa”. Fue una inmersión en la vida de una mujer que sigue interpelando a creyentes y buscadores, siglos después de su muerte. Teresa no habló desde teorías, sino desde la experiencia vivida. Y quien camina tras sus pasos, descubre que esa fe sigue ardiendo.

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