Somos hijos de la Pascua

6- Somos hijos de la Pascua…

Somos hijos e hijas de la Pascua, Sí, Sí, Sí ¡Aleluya es nuestro canto!!!

Los textos bíblicos que leemos cada día nos invitan a “renacer de nuevo, a no enquistarnos en nuestros hábitos y en nuestro temperamento…… a “vivir despiertos”.

Si hacemos la práctica de aquietarnos y tomar conciencia de lo que nos vive dentro: los pensamientos, las emociones y el cuerpo, podremos darnos cuenta que hay una dimensión más pro­funda, mucho más profunda, que puede observarlos, y que por tanto hay algo más a toda esta realidad: pensamos, pero NO SOMOS nuestros pensamientos; sentimos, pero NO SOMOS nuestros sentimientos; actuamos a través del cuerpo, pero NO SOMOS nuestro cuerpo……….

La mente, la emoción y el cuerpo son vehículos del SER, fluyen de la Fuente de Agua Viva………


Qué bien nos haría “conectar” con esa Fuente de Agua Viva de la que habla Jesús a la Samaritana; qué maravilla sería seguir de cerca la palabra de Teresa de Jesús que nos invita a “no imaginarnos huecas en lo interior”; qué maravilla sería si pudiéramos ir muriendo a todo aquello que nos limita, que nos pesa y que no nos permite reflejar la LUZ que SOMOS…

El viaje espiritual es un proceso que implica morir para renacer a nuestra identidad esencial. Nos tenemos que ir vaciando, poco a poco, día a día, conscientemente….

 

Te pregunto:

  • Todo vaciamiento implica morir un poco. ¿Morir a qué y para qué?
  • En lo concreto: ¿de qué te tienes que vaciar?
  • ¿En qué consistiría para ti un VACÍO POSITIVO? Puntualiza.

Paloma Marchesi

 

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